¿Quién es el Rey Momo?
Cada año, con la llegada
de los carnavales, en América Latina vuelva a sonar el nombre del Rey Momo, un
personaje de la mitología griega considerado el rey de estas festividades, al menos
en países como Brasil, Colombia, Bolivia y Venezuela.
Cada carnaval tiene su
propio Rey Momo, a quien en algunas naciones suele dársele las llaves de la
ciudad. Por lo general, se escoge a un hombre robusto, pesado, para
caracterizar al personaje.
Según la enciclopedia
libre Wikipedia, Momo era en la mitología griega la personificación del
sarcasmo, las burlas y la agudeza irónica. Era el dios de los escritores y
poetas, un espíritu de inculpación malintencionada y crítica injusta.
Momo es descendiente
directo de Caos (abismo del que todo habría de surgir) y su madre fue Nyx (la
noche).
¿Qué se puede esperar de
quien pasó su infancia divina entre hermanos como Eride (la discordia), Moro
(el destino), Tanato (la muerte) y Apate (el engaño)?
Veamos -preguntó Zeus-,
¿qué puedo esperar de ti?
Momo, todavía un niño,
miraba sorprendido a Zeus sin alcanzar a comprender por qué, quien todo debía
saberlo, aparentaba ser tan ignorante y, mientras restregaba sus mocos por las
barbas del gran dios, respondió:
-No te pediré propina los
domingos.
La leyenda mitológica
cuenta que Momo fue elegido como juez para resolver una disputa que mantenían
los dioses Hefestos (dios del fuego), Hades (dios de los infiernos) y Atenea
(diosa de la Inteligencia y la guerra), quienes habían diseñado,
respectivamente, un hombre, un toro, una casa, y alardeaban de haber alcanzado
la perfección, cada cual con su invento.
Momo indicó a Hefestos
que a su hombre le faltaba una ventanilla en el costado izquierdo, para
asegurar un acceso inmediato al corazón, en caso de urgencias.
Mostró a Hades la
inconveniencia de que su toro tuviese los cuernos a ambos lados y no en el
centro, lo cual le resultaría más eficiente en sus acometidas.
Y por último le advirtió
a Atenea que a la casa le faltaba una cualidad de gran importancia: la
movilidad, pues en caso de sufrir la presencia de un vecino indeseable, entrar
en guerra o ser víctimas de una plaga, no tendría donde ir.
Momo personifica la
crítica jocosa, la burla inteligente. Habitualmente se lo representa vestido de
arlequín, escondido tras una máscara y acompañando cada una de sus
manifestaciones con una vara terminada en forma de cabeza de muñeco, símbolo de
la locura.
Apenas interviene en los
relatos mitológicos porque el sarcasmo no era precisamente una herramienta
literaria en tiempos de los dramaturgos griegos y actualmente los escritores
contemporáneos tienen hacia la mitología griega sólo una visión heroica e
historiadora.
En resumen, Momo ensalza
el sentido del humor y la capacidad inventiva, y la vergüenza de simbolizar a
la locura y jugar con ella.
Con ocasión a los
carnavales de 2014 nuestro gran humorista Laureano Márquez realizo un ensayo
intitulado “El Rey Momo Está Desnudo”
el cual me parece muy acertado. A continuación les presento el texto:
De repente el carnaval se
convirtió, de la noche a la mañana, en la fiesta más sagrada de los
venezolanos. No celebrarlo te hace reo de alta traición a la patria, como en el
terrible año 14 de Boves, hay que bailar y celebrar mientras los lanceros en
caballos de alta cilindrada, lanza en ristre diezman a la población. En sus
orígenes más remotos el carnaval es una fiesta pagana. Y emulando a un gran
poeta humorístico venezolano podemos decir: si a este gobierno le gusta tanto
el paganismo, ¿por qué no paga sus deudas ahora mismo?, que es, entre otras
cosas, lo que el sector productivo le exige para sacar al país del colapso económico.
Según algunas opiniones
la etimología de la palabra carnaval proviene del latín vulgar (como era de
esperarse) y alude a la ausencia de consumo de carne propio de la cuaresma
cristiana. Carnelevamen, en latín
significa algo así como “se acabó la carne, señores”. En este sentido, la
euforia gubernamental cobra mucha fuerza y sentido: al carnelevamen habrá que
sumar también el harinalevamen, lechelevamen, aceitelevamen, medicinaslevamen y
tantos otros levámenes propios de estos tiempos de disfraces que corren.
Fue durante la Edad Media
cuando el carnaval alcanzo su más elevada y profunda expresión. El orden
institucional de la sociedad quedaba suspendido, igualito que aquí. Era un
tiempo de descarga colectiva sin límites, donde todo el mundo podía hacer lo
que le daba la gana sin atadura a ninguna ley. Se entiende entonces la
relevancia que se le ha querido dar en estos tiempos a la celebración y es que
quizá el país vive en carnaval permanente.
En el carnaval existía
una larga lista de agravios permitidos. Según el teólogo Luis Maldonado, entre
otros, los siguientes (cito):
· Proferir injurias a los viandantes.
· Hacer sátira publica de ciertas interioridades.
· Desbaratar objetos, llevarlos fuera de su sitio normal, robarlos.
· Ensañarse con ciertas personas.
· Arrojar objetos considerados injuriosos.
· Satirizar autoridades.
· Desnudarse y pasear en cueros, pero con cetro y corona haciendo desvergüenzas. (fin de la cita)
Según Mijail Bajtin
(cito): “la fiesta medieval era un Jano de doble faz… hacia el pasado
consagraba el régimen existente…hacia el futuro se oponía e èl poniendo énfasis
en la sucesión y renovación” (pag.78 fin de la cita). Esta renovación se
manifiesta por una parte con las màscaras que cubren y ocultan el verdadero
rostro y permiten hacer las fechorías, amparados en el anonimato. Claro que en
la Edad Media nadie se quitaba la careta para caerle a caretazos a un prójimo
inmovilizado en el suelo. El carnaval era
pues una suerte de falsa renovación, de engaño y falsedad. De mentira convenida
para fortalecer el régimen imperante. Nos disfrazamos de cambio para que todo
siga igual, tal vez peor.
Es por esta razón que el
carnaval instaura nuevas jerarquías. Entre ellas el rey Momo. Momo viene del griego Μῶμος que
significa “burla” y también “culpa”. Es la culpa burlándose de su víctima. Cito: “Se lo representaba con una máscara que
levantaba para que se le viera la cara, y con un muñeco o un cetro acabado en
una cabeza grotesca en la mano, símbolo de la locura” (fin de la cita). No deja de ser emblemático que siendo el
carnaval fiesta de disfraces y ocultamiento, sea justamente este el momento en
el que al Rey Momo se le vea su verdadero rostro. Es que su máscara ya no puede
ocultar su auténtica apariencia, porque queda al descubierto que la máscara y
el rostro son la misma cosa. De esta manera, el rey Momo, se ve expuesto a la
peor de todas las desnudeces: la del alma.
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