jueves, 24 de abril de 2014

¿Quién es el Rey Momo?



¿Quién es el Rey Momo?
Cada año, con la llegada de los carnavales, en América Latina vuelva a sonar el nombre del Rey Momo, un personaje de la mitología griega considerado el rey de estas festividades, al menos en países como Brasil, Colombia, Bolivia y Venezuela.
Cada carnaval tiene su propio Rey Momo, a quien en algunas naciones suele dársele las llaves de la ciudad. Por lo general, se escoge a un hombre robusto, pesado, para caracterizar al personaje.
Según la enciclopedia libre Wikipedia, Momo era en la mitología griega la personificación del sarcasmo, las burlas y la agudeza irónica. Era el dios de los escritores y poetas, un espíritu de inculpación malintencionada y crítica injusta.
Momo es descendiente directo de Caos (abismo del que todo habría de surgir) y su madre fue Nyx (la noche).
¿Qué se puede esperar de quien pasó su infancia divina entre hermanos como Eride (la discordia), Moro (el destino), Tanato (la muerte) y Apate (el engaño)?
Veamos -preguntó Zeus-, ¿qué puedo esperar de ti?
Momo, todavía un niño, miraba sorprendido a Zeus sin alcanzar a comprender por qué, quien todo debía saberlo, aparentaba ser tan ignorante y, mientras restregaba sus mocos por las barbas del gran dios, respondió:
-No te pediré propina los domingos.
La leyenda mitológica cuenta que Momo fue elegido como juez para resolver una disputa que mantenían los dioses Hefestos (dios del fuego), Hades (dios de los infiernos) y Atenea (diosa de la Inteligencia y la guerra), quienes habían diseñado, respectivamente, un hombre, un toro, una casa, y alardeaban de haber alcanzado la perfección, cada cual con su invento.
Momo indicó a Hefestos que a su hombre le faltaba una ventanilla en el costado izquierdo, para asegurar un acceso inmediato al corazón, en caso de urgencias.
Mostró a Hades la inconveniencia de que su toro tuviese los cuernos a ambos lados y no en el centro, lo cual le resultaría más eficiente en sus acometidas.
Y por último le advirtió a Atenea que a la casa le faltaba una cualidad de gran importancia: la movilidad, pues en caso de sufrir la presencia de un vecino indeseable, entrar en guerra o ser víctimas de una plaga, no tendría donde ir.
Momo personifica la crítica jocosa, la burla inteligente. Habitualmente se lo representa vestido de arlequín, escondido tras una máscara y acompañando cada una de sus manifestaciones con una vara terminada en forma de cabeza de muñeco, símbolo de la locura.
Apenas interviene en los relatos mitológicos porque el sarcasmo no era precisamente una herramienta literaria en tiempos de los dramaturgos griegos y actualmente los escritores contemporáneos tienen hacia la mitología griega sólo una visión heroica e historiadora.
En resumen, Momo ensalza el sentido del humor y la capacidad inventiva, y la vergüenza de simbolizar a la locura y jugar con ella.
Con ocasión a los carnavales de 2014 nuestro gran humorista Laureano Márquez realizo un ensayo intitulado “El Rey Momo Está Desnudo” el cual me parece muy acertado. A continuación les presento el texto:
De repente el carnaval se convirtió, de la noche a la mañana, en la fiesta más sagrada de los venezolanos. No celebrarlo te hace reo de alta traición a la patria, como en el terrible año 14 de Boves, hay que bailar y celebrar mientras los lanceros en caballos de alta cilindrada, lanza en ristre diezman a la población. En sus orígenes más remotos el carnaval es una fiesta pagana. Y emulando a un gran poeta humorístico venezolano podemos decir: si a este gobierno le gusta tanto el paganismo, ¿por qué no paga sus deudas ahora mismo?, que es, entre otras cosas, lo que el sector productivo le exige para sacar al país del colapso económico.
Según algunas opiniones la etimología de la palabra carnaval proviene del latín vulgar (como era de esperarse) y alude a la ausencia de consumo de carne propio de la cuaresma cristiana.  Carnelevamen, en latín significa algo así como “se acabó la carne, señores”. En este sentido, la euforia gubernamental cobra mucha fuerza y sentido: al carnelevamen habrá que sumar también el harinalevamen, lechelevamen, aceitelevamen, medicinaslevamen y tantos otros levámenes propios de estos tiempos de disfraces que corren.
Fue durante la Edad Media cuando el carnaval alcanzo su más elevada y profunda expresión. El orden institucional de la sociedad quedaba suspendido, igualito que aquí. Era un tiempo de descarga colectiva sin límites, donde todo el mundo podía hacer lo que le daba la gana sin atadura a ninguna ley. Se entiende entonces la relevancia que se le ha querido dar en estos tiempos a la celebración y es que quizá el país vive en carnaval permanente.
En el carnaval existía una larga lista de agravios permitidos. Según el teólogo Luis Maldonado, entre otros, los siguientes (cito):

·         Proferir injurias a los viandantes.

·         Hacer sátira publica de ciertas interioridades.

·         Desbaratar objetos, llevarlos fuera de su sitio normal, robarlos.

·         Ensañarse con ciertas personas.

·         Arrojar objetos considerados injuriosos.

·         Satirizar autoridades. 
·         Desnudarse y pasear en cueros, pero con cetro y corona haciendo desvergüenzas. (fin de la cita)


Según Mijail Bajtin (cito): “la fiesta medieval era un Jano de doble faz… hacia el pasado consagraba el régimen existente…hacia el futuro se oponía e èl poniendo énfasis en la sucesión y renovación” (pag.78 fin de la cita). Esta renovación se manifiesta por una parte con las màscaras que cubren y ocultan el verdadero rostro y permiten hacer las fechorías, amparados en el anonimato. Claro que en la Edad Media nadie se quitaba la careta para caerle a caretazos a un prójimo inmovilizado en el suelo.  El carnaval era pues una suerte de falsa renovación, de engaño y falsedad. De mentira convenida para fortalecer el régimen imperante. Nos disfrazamos de cambio para que todo siga igual, tal vez peor.
Es por esta razón que el carnaval instaura nuevas jerarquías. Entre ellas el rey Momo.  Momo viene del griego Μμος que significa “burla” y también “culpa”. Es la culpa burlándose de su víctima.  Cito: “Se lo representaba con una máscara que levantaba para que se le viera la cara, y con un muñeco o un cetro acabado en una cabeza grotesca en la mano, símbolo de la locura” (fin de la cita). No deja de ser emblemático que siendo el carnaval fiesta de disfraces y ocultamiento, sea justamente este el momento en el que al Rey Momo se le vea su verdadero rostro. Es que su máscara ya no puede ocultar su auténtica apariencia, porque queda al descubierto que la máscara y el rostro son la misma cosa. De esta manera, el rey Momo, se ve expuesto a la peor de todas las desnudeces: la del alma.

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