viernes, 26 de junio de 2015
Generación Bachaco
El actual gobierno de Nicolás Maduro debe
sentirse muy orgulloso, en apenas dos años, su gobierno ha logrado crear una
nueva generación de venezolanos. No es la generación del “hombre nuevo”, con la
que soñaba Chávez. Tampoco es una generación socialista, mucho menos comunista,
como la que proponían los hermanos Castro. Se trata de algo verdaderamente
nunca antes visto en el mundo: la Generación Bachaco.
En tan sólo 24 meses de gestión, Maduro y sus
40 ladrones engendraron y dieron a luz a una nueva generación de venezolanos,
los cuales se dedican por completo, al muy rentable mundo del bachaqueo, el
cual consiste en hacer largas colas para comprar productos a precios regulados
y posteriormente venderlos a precios de dólar libre, con lo cual se obtienen
ganancias fabulosas, que podrían llegar hasta los 36 mil bolívares mensuales.
La Generación Bachaco es madrugadora: se
levanta a las 3 de la mañana todos los días. Es trabajadora: labora hasta 15
horas diarias, de cola en cola, de abasto en abasto, de farmacia en farmacia,
buscando productos a precios regulados que luego son vendidos a mayoristas del
bachaqueo a un precio cinco veces por encima de su valor. Los mayoristas luego
revenden esos mismos productos a bodegueros y buhoneros, quienes los venden a
desesperados consumidores finales, enemigos de las colas, a precios que a veces
superan en un 1000 por ciento el valor real.
La generación Atta laevigata, nombre científico del Bachaco, es una especie en
crecimiento en Venezuela. Las kilométricas colas para comprar comida ya forman
parte del paisaje. Ello ocurre, entre otras cosas porque aquí no hay empleo, y
las pocas vacantes que se consiguen, apenas pagan el salario mínimo, que como
se sabe es de apenas 7.421,66 bolívares (24,73 dólares) con lo cual no se puede
vivir. Como me dijo un señora de 60 años frente a un supermercado en Barcelona:
“el mejor trabajo que hay ahorita en este país, duélale a quien le duela, es
ser bachaquero”.
Hay que dar gracias a Dios por el hecho de que aquí en Venezuela, una cosa es ser hormiga y otra cosa es ser bachaco. En Colombia, hay zonas donde bachaco y hormiga son la misma vaina. Los neogranadinos le dicen al bachaco hormiga culona o mayera. En Centroamérica, tampoco le dicen bachaco, allá los llaman zompopo de mayo. Pero aquí en Venezuela, en la región de Guayana y en Amazonas, hay bachacos grandísimos, que se utilizan para hacer picante, a los que les dicen bachaco culón. De manera que si a ver manos, ser bachaco no suena tan mal ni se ve feo.
Hay que dar gracias a Dios por el hecho de que aquí en Venezuela, una cosa es ser hormiga y otra cosa es ser bachaco. En Colombia, hay zonas donde bachaco y hormiga son la misma vaina. Los neogranadinos le dicen al bachaco hormiga culona o mayera. En Centroamérica, tampoco le dicen bachaco, allá los llaman zompopo de mayo. Pero aquí en Venezuela, en la región de Guayana y en Amazonas, hay bachacos grandísimos, que se utilizan para hacer picante, a los que les dicen bachaco culón. De manera que si a ver manos, ser bachaco no suena tan mal ni se ve feo.
En la Venezuela anterior al régimen de Maduro,
tuvimos la Generación del 28, integrada por estudiantes universitarios que
protagonizaron un movimiento de carácter académico y estudiantil que derivó en
un enfrentamiento con el régimen de Juan Vicente Gómez.
Luego tuvimos la Generación del 58, integrada
por las juventudes políticas y universitarias que se enfrentaron a la Dictadura
de Marcos Pérez Jiménez, autora del Pacto de Unidad Estudiantil del 21 de
noviembre de 1958, donde escribieron textualmente: “…pondremos en acción todo el peso de nuestra voluntad joven, ajena por
naturaleza al sectarismo para que la división no anide en ningún campo de la
vida política venezolana.”
Más recientemente se recuerda a la llamada
Generación 2007, integrada por jóvenes universitarios, surgida a raíz del
cierre de Radio Caracas Televisión, la cual consiguió, entre otras cosas,
movilizar a la sociedad civil venezolana para propinar al gobierno de Hugo
Chávez su primera gran derrota electoral en el referendo consultivo que se celebró
en diciembre de ese mismo año.
En el orden mundial se habla mucho de la
“Generación Facebook” a la cual se le atribuye los levantamientos llevados a
cabo por jóvenes y adolescentes en Túnez, El Cairo, Madrid, Santiago de Chile,
Tel Aviv y Londres.
También se habla de la Generación Google para
hacer referencia a los jóvenes nacidos después 1993 en un mundo dominado por el
Internet. Y ya se habla muchísimo de la Generación Twitter, la Generación
Instagram y de cómo las redes sociales empiezan a dominar el planeta. Leí un
artículo donde se hablaba de la Generación Apple y es cuestión de horas para
que se empiece a hablar de la Generación S.
Maduro, como todo buen revolucionario, ha
creado su propia generación. La Generación Bachaco pica y se extiende en los 23
estados y en cada uno de los 335 municipios del país. La integran jóvenes,
adultos y hasta ancianos. Su origen se remonta al estado Zulia, donde los
colegas de la prensa los bautizaron como los “bachaqueros”. Ahora no hay un
solo rincón de Venezuela donde no se hable de los bachacos. Hay hasta un verbo
nuevo, que con toda seguridad, tendrá que ser aceptado por la Real Academia de la
Lengua: bachaquear, su conjugación: Yo bachaqueo, tú bachaqueas, él bachaquea,
nosotros bachaqueamos, vosotros bachaqueais y ellos bachaquean. En algunas
ciudades de Venezuela, la gente no dice que va a trabajar. La gente dice “voy a
bachaquear”.
Alí Primera, el cantor del pueblo, cuyas
canciones y letras han sido manoseadas y manipuladas hasta el cansancio por la
revolución (con el visto bueno de la ex esposa y de sus hijos) compuso una
canción llamada El bachaco Fundillúo cuyas letras se aplican para la actual
situación venezolana: “Las hormiguitas viven trabajando, pero el que está
gozando es el bachaco fundillúo”.
Según Alí Primera: “Las hormiguitas no reciben nada con respecto al hormiguero. Cada cinco años llevan su hojita para que la silla se ponga suavecita y se siente el bachaco fundillúo (…) Las hormiguitas se formaron en grupos para cambiar el sistema que reina en el hormiguero. Pero lo malo es que esos grupos nunca se ponen de acuerdo”.
Según Alí Primera: “Las hormiguitas no reciben nada con respecto al hormiguero. Cada cinco años llevan su hojita para que la silla se ponga suavecita y se siente el bachaco fundillúo (…) Las hormiguitas se formaron en grupos para cambiar el sistema que reina en el hormiguero. Pero lo malo es que esos grupos nunca se ponen de acuerdo”.
Moraleja: Si hormiguitas y bachacos se dan
cuenta que por el camino que van el hormiguero va a desaparecer, es probable
que un día de estos se pongan de acuerdo para acabar con el pésimo y terrible
gobierno del Bachaco Fundillúo.
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