domingo, 28 de abril de 2013

¿Qué es el Fascismo?



Fascismo

A manera de introducción

¿Qué es el Fascismo? En Venezuela están de moda las palabras fascismo y fascista. En Venezuela están de moda las palabras "fascismo" y "fascista", posiblemente son las más empleadas en estos tiempos, con el agravante de que la mayoría de quienes las usan no tienen idea de lo que significan, como lo prueba la contradicción de que los chavistas llamen "fascistas", indiscriminadamente, a los de la oposición, y estos empleen el mismo calificativo para aquellos. Con el agregado de que la mayoría de las veces se les acusa de "fascistas" por actos que, aun siendo negativos y execrables, no tienen nada de "fascistas". (talcualdigital.com 26/04/2013)
El fascismo es una ideología y un movimiento político que surgió en la Europa de entreguerras (1918-1939). El término proviene del italiano fascio (‘haz, fasces’), y éste a su vez del latín fasces (plural de fascis).
El proyecto político del fascismo es instaurar un corporativismo estatal totalitario y una economía dirigista, mientras su base intelectual plantea la sumisión de la razón a la voluntad y la acción, aplicando un nacionalismo fuertemente identificado o vinculado con componentes victimistas o revanchistas que conducen a la violencia ya sea de las masas adoctrinadas o de las corporaciones de seguridad del régimen contra aquellos que el Estado define como enemigos por medio de un eficaz de propaganda, aunado a un componente social interclasista, y una negación a ubicarse en el espectro político, lo que no impide que habitualmente diferentes enfoques ideológicos proporcionen diferentes visiones del fascismo. Los ejemplos más comunes, se dan en la historiografía, la politología de orientación marxista, al ubicar al fascismo en la extrema derecha, vinculándolo con la plutocracia, e identificándolo algunas veces como una variante del capitalismo de Estado[1].
El fascismo se presenta como una opción de coexistencia[2] que se opone radicalmente tanto a la democracia liberal en crisis como a las ideologías del movimiento obrero tradicional en ascenso (anarquismo o marxismo, este último dividido a su vez entre la socialdemocracia y el comunismo, que desde 1917 tenía como referente al proyecto de Estado socialista que se estaba desarrollando en la Unión Soviética); aunque el número de las ideologías contra las que se afirma es más amplio; pero consigue a sus enemigos en tres corrientes: el social-comunista, el demoliberal-masónico y el populismo católico.
El concepto de régimen fascista puede aplicarse a algunos regímenes políticos totalitarios o autoritarios[3] de la Europa de entreguerras y a prácticamente todos los que se impusieron por las potencias del Eje durante su ocupación del continente durante la Segunda Guerra Mundial. Podemos mencionar a manera de ejemplo los regímenes fascistas impuestos en Europa que se convirtieron en iconos del modelo: en primer lugar a la Italia fascista de Benito Mussolini (1922) que inaugura el modelo y acuña el término; seguida por la Alemania del III Reich de Adolf Hitler (1933) que lo lleva a sus últimas consecuencias; y, cerrando el ciclo, la España de Francisco Franco que se prolonga mucho más tiempo y evoluciona fuera del periodo (desde 1936 hasta 1975). Las diferencias de planteamientos ideológicos y trayectorias históricas entre cada uno de estos regímenes son notables. Por ejemplo, el fascismo en la Alemania nazi o nacional-socialismo añade un importante componente racista, que sólo es adoptado en un segundo momento y con mucho menor fundamento por el fascismo italiano y el resto de movimientos fascistas.
Podemos considerar al fascismo italiano como un modelo totalitarismo centrado en el Estado, es decir, el pueblo es el Estado y el Estado es el pueblo, así lo señalo Mussolini: “El pueblo es el cuerpo del Estado, y el Estado es el espíritu del pueblo”, “Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado”.[4]; mientras que el nazismo alemán está centrado en la raza identificada con el Völk (pueblo o masa) Völksgemeinschaft (comunidad del pueblo o comunidad de raza, o incluso como expresión del apoyo popular al Partido y al Estado): Ein Völk, ein Reich, ein Führer! (¡Un Pueblo, un Imperio, un Guía!).
También se pueden encontrar elementos del fascismo fuera del período de entreguerras, tanto antes como después. Un claro precedente del fascismo fue la organización Action Française (Acción Francesa) en 1898, cuyo principal líder fue Charles Maurras; contaba con un ala juvenil violenta llamada los Camelots du Roi y se sustentaba en una ideología ultranacionalista, reaccionaria, fundamentalista católica y antisemita. Con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial reaparecieron movimientos políticos minoritarios, en la mayor parte de los casos marginales (neofascistas o neonazis) que reproducen idénticos o similares planteamientos, o que mimetizan su estética y su retórica; a pesar de la intensa demonización a que se sometió a la ideología y a los regímenes fascistas, considerados principales responsables de la guerra que condujo a algunos de los mayores desastres humanos de la historia. En muchos países hay legislaciones que prohíben o limitan su existencia, sus actuaciones (especialmente el denominado delito de odio), su propaganda (especialmente el negacionismo del Holocausto) o la exhibición de sus símbolos.

Características y definición

El fascismo es una ideología política fundamentada en un proyecto de unidad monolítica denominado corporativismo, por ello exalta la idea de nación frente a la de individuo o clase; suprime la discrepancia política en beneficio de un partido único y los focaliza hacia el beneficio del centralismo; y propone como ideal la construcción de una utópica sociedad perfecta, denominada cuerpo social, formado por cuerpos intermedios y sus representantes unificados por el gobierno central, y que este designaba para representar a la sociedad.
Para ello el fascismo inculca la obediencia de las masas para formar una sola entidad u órgano socio-espiritual indivisible, para lograr este fin utiliza hábilmente los nuevos medios de comunicación y el carisma de un líder dictatorial en el que se concentra todo el poder con el propósito de conducir en unidad al denominado cuerpo social de la nación.
El fascismo se caracteriza por su método de análisis o estrategia de difusión de juzgar sistemáticamente a la gente no por su responsabilidad personal sino por la pertenencia a un grupo. Aprovecha demagógicamente los sentimientos de miedo y frustración colectiva para exacerbarlos mediante la violencia, la represión y la propaganda, y los desplaza contra un enemigo común (real o imaginario, interior o exterior), que actúa de chivo expiatorio frente al que volcar toda la agresividad de manera irreflexiva, logrando la unidad y adhesión (voluntaria o por la fuerza) de la población. La desinformación, la manipulación del sistema educativo y un gran número de mecanismos de encuadramiento social, vician y desvirtúan la voluntad general hasta desarrollar materialmente una oclocracia que se constituye en una fuente esencial del carisma de liderazgo y en consecuencia, en una fuente principal de la legitimidad del caudillo. El fascismo es expansionista y militarista, utilizando los mecanismos movilizadores del irredentismo territorial y el imperialismo que ya habían sido experimentados por el nacionalismo del siglo XIX. De hecho, el fascismo es ante todo un nacionalismo exacerbado que identifica tierra, pueblo y Estado con el partido y su líder.
Las características definitorias del fascismo pueden enumerarse, como hacen de manera muy completa Edward Malefakis[5]:
1.        Buscaron no solo tomar el poder sino también crear una nueva clase de hombre (y añadiría yo, una nueva clase de mujer) y de sociedad, a través de una ideología que glorificaba la jerarquía, el nacionalismo y la guerra (y, añadiría yo, la fuerza física).
2.        Tal voluntad de cambio se centraba en un solo líder con cualidades supuestamente sobrehumanas, al que no deberían imponerse restricciones de ningún tipo.
3.        El líder nació de, y a su vez dio a luz, a un poderoso partido político que le ayudó a conseguir sus objetivos: ...el partido fue creado antes, y no después, de la toma del poder por el fascismo y era un instrumento indispensable en esa lucha.
4.        Con objeto de glorificar a su líder, a su partido y a sus objetivos, el fascismo puso un énfasis tan extraordinario en la propaganda que tenía por misión (guerra psicológica) crear un lazo místico con el dictador. Las nuevas tecnologías, especialmente la radio pero también el cine y el periodismo gráfico, se utilizan en una medida sin precedentes.
5.        Inherente al fascismo, e incesantemente reiterado como un objetivo en su propaganda, es una manera extrema de nacionalismo.
6.        Otro objetivo fundamental del fascismo es la consecución como su objetivo político de una prosperidad material sin precedentes. Tal proceso tiene un carácter místico. Quizá el mejor ejemplo sea el sueño de Hitler de una red de autopistas entrecruzando el país por la que todos los alemanes pudieran conducir su Volkswagen.
7.        Para asegurar el apoyo entusiasta del pueblo en la lucha por estos y otros objetivos, habría que organizar la sociedad más concienzudamente que nunca. De ahí la necesidad de crear nuevas organizaciones. El intento era el de organizar toda la sociedad instalando una visión nueva que rompió con el sistema anterior, exigiendo una subordinación de todas las organizaciones sociales, económicas y políticas,
8.        Además de la Iglesia, había otros grupos sociales subordinados al nuevo orden fascista, especialmente en Alemania, donde el poder de Hitler era mayor. Y se formó una alianza fáustica con grandes empresas que fue ventajosa para ambas partes, pero no había duda alguna sobre quién estaba al mando en última instancia, sobre todo después de que el fascismo se pusiera en pie de guerra. Las instituciones culturales fueron fascistizadas, igual que los clubes deportivos. El grupo que estuvo más cerca de retener su antigua autonomía fue el militar, dado que era esencial para la consecución de los objetivos fascistas de política exterior. En Italia, había un obstáculo adicional: la existencia de la monarquía, poseedora de una vaga legitimidad residual que en 1943 propiciaría la caída de Mussolini.
9.        Racismo,
10.     Negación de lucha de clases,
11.     Culto de la tradición, de los saberes arcaicos... Cultura sincrética, que debe tolerar todas las contradicciones. La gnosis nazi se alimentaba de elementos tradicionalistas, sincretistas, ocultos. La fuente teórica más importante de la nueva derecha italiana, Julius Evola, mezclaba el Grial con los Protocolos de los Ancianos de Sion, la alquimia con el Sacro Imperio romano,
12.     Rechazo del modernismo,
13.     Culto de la acción por la acción,
14.     Rechazo del pensamiento crítico,
15.     Miedo a la diferencia,
16.     Llamamiento a las clases medias frustradas,
17.     Nacionalismo y xenofobia. Obsesión por el complot,
18.     Envidia y miedo al enemigo,
19.     Principio de guerra permanente, antipacifismo,
20.     Elitismo (desprecio por los débiles),
21.     Heroísmo (culto a la muerte, a la épica),
22.     Transferencia de la voluntad de poder a cuestiones sexuales. Machismo, odio al sexo no conformista. Transferencia del sexo al juego de las armas, donde las armas representan la virilidad.
23.     Populismo cualitativo (oposición a los podridos gobiernos parlamentarios),
24.     Neolengua (Todos los textos escolares nazis o fascistas se basaban en un léxico pobre y en una sintaxis elemental, con la finalidad de limitar los instrumentos para el razonamiento complejo y crítico).
En definitiva, fascismo es un sistema político que trata de llevar a cabo un encuadramiento unitario de una sociedad en crisis dentro de una dimensión dinámica y trágica promoviendo la movilización de masas por medio de la identificación de las reivindicaciones sociales con las reivindicaciones nacionales.

Razón, voluntad y acción

 Las conexiones del fascismo con movimientos intelectuales supusieron en realidad, más que su influencia, su utilización y manipulación, que fue atractiva para muchas personalidades destacadas, entre ellos. Italianos, alemanes, franceses, españoles, noruegos y estadounidenses. En concreto en el caso de Alemania, ocurrió con tópicos culturales como el del Übermensch de Nietzsche, o incluso con las desviaciones pseudocientíficas justificadoras del racismo, como la eugenesia y el darwinismo social. La ciencia misma fue un principal objeto de consideración, encuadrada y subordinada de manera totalitaria al Estado y al Partido.
Como dice Isaiah Berlin, la Rebelión Romántica ha ido socavando los pilares de la tradición occidental ofreciendo como alternativa la autoafirmación romántica, el nacionalismo, el culto a los héroes y los líderes, y al final fascismo e irracionalismo brutal y la opresión de las minorías. En ausencia de reglas objetivas las nuevas reglas las hacen los propios rebeldes: Los fines no son valores objetivos... Los fines no son descubiertos en absoluto, sino construidos, no se encuentran sino que se crean... llega a inspirar la política del Estado, por ejemplo: la ciencia aria consistía en un constructo social de modo que la herencia racial del observador afectaba directamente la perspectiva de su trabajo, razón por la cual los científicos de razas indeseables no resultarán admisibles y solo se podría escuchar a aquéllos que estuvieran en sintonía con las masas (völk). De manera más específica, en la alemanía nazi la física fue reinterpretada para relacionarla no con la materia sino con el espíritu, descartándose así la objetividad y la internacionalidad de la ciencia.
En el fascismo la incoherencia de los postulados no representan inconveniente alguno, pues, antiintelectualismo y el predominio de la acción sobre el pensamiento son los medios más preciados para el logro de sus objetivos; incluso la modernidad estética inicial se llegó a despreciar. Para Stanley Paine[6], lo que caracterizaba el ideario falangista (el movimiento equivalente al fascismo en España, fundado en los años treinta por José Antonio Primo de Rivera y que se transformó en un más complejo movimiento nacional con la guerra civil y el franquismo) eran justamente sus ideas vagas y confusas.
El fascismo rechaza la tradición racionalista y adopta posturas de desconfianza en la razón y exaltación de los elementos irracionales de la conducta, los sentimientos intensos y el fanatismo. Se busca con todo cinismo la simplificación del mensaje, con absoluto desprecio por sus destinatarios, así lo indicaba Joseph Goebbels[7] en sus famosos 11 principios de la propaganda
La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas... Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad.
Cualquier idea emanada del jefe es un dogma indiscutible, y una directriz a seguir ciegamente, sin discusión ni poder ser sometida a análisis. Se exaltan los valores de la virilidad, la camaradería y el compañerismo de los hermanos de armas, todo ello en sintonía con algunas tradiciones militaristas existentes en todos los ejércitos, pero que fueron exacerbados para su utilización por Estados cuya conexión con el fascismo es más o menos estrecha. Serían los casos del ejército alemán, el japonés y los llamados militares africanistas españoles.

Nacionalismo de vencidos

Se suele indicar que una característica de los países donde triunfaron los movimientos fascistas fue la reacción de humillación nacional por la derrota en la Primera Guerra Mundial, que impulsaba a buscar chivos expiatorios a quienes culpar (caso de Alemania), o la frustración de las expectativas no cumplidas (caso de Italia). En ambos casos, el resentimiento se manifestaba, en el plano internacional, en contra de los más claros vencedores; mientras que en el plano interno se volcaba contra el movimiento obrero o el peligro real o imaginado de una revolución comunista o incluso una Conspiración Judeo-Masónico-Comunista-Internacional, o cualquier otra fantasmagórica sinarquía oculta en cuya composición incluyera a cualquier organización que los fascistas juzgasen transnacional y opuesta a los intereses del Estado, como el capitalismo, la banca, la bolsa, la Sociedad de Naciones, el movimiento pacifista o la prensa. Sobre todo en el caso alemán, se insistía en la convicción de pertenecer a un pueblo o raza superior cuya postración actual se debe a una traición que le ha humillado y sometido a una condición injusta; y que tiene derecho a la expansión en su propio espacio vital a costa de los inferiores.

Componente social

 La componente social del fascismo pretende ser interclasista y antiindividualista, es decir, niega la existencia de los intereses de clase e intenta suprimir la lucha de clases con una política paternalista, de sindicato vertical y único en que tanto trabajadores como empresarios obedezcan las directrices superiores del gobierno, como en un ejército, tal como se evidenció claramente en el corporativismo italiano o el nacionalsindicalismo español. Refiriéndonos al ámbito económico, este también se ejerce bajo la tilde nacionalista y se ejerce con autarquía y dirección centralizada se adaptan al mejor estilo de una economía de guerra, con un importante nivel de proteccionismo. No obstante, en antaño, no hubo en ningún sistema fascista que cuestionará la propiedad privada siempre que cumpliera lo que el Estado dictaminara como función social, ni alteraciones radicales del sistema capitalista convencional más allá de una fuerte intervención del mercado favoreciendo determinadas áreas de las grandes empresas industriales. Estas características sirven como base a una crítica (de orientación tanto liberal como materialista) que resalta la conveniencia del fascismo para un sector importante de la burguesía[8].
Desde ese punto de vista, se suele mantener que los movimientos fascistas de entreguerras fueron alimentados por las clases económicamente poderosas, para oponerse a los movimientos obreros y a la democracia liberal. Esa tesis fue defendida en 1936 por el historiador Daniel Guérin (Fascismo y grandes negocios), en la que lo asocia a un complejo industrial-militar, expresión que sería posteriormente reutilizada para definir otros contextos, como el de la carrera de armamentos entre la Unión Soviética y los Estados Unidos. Noam Chomsky describe el fascismo como el sistema donde el Estado integra la mano de obra y el capital bajo el control de una estructura corporativa[9]. Aunque la tesis que identifica al fascismo con un capitalismo de Estado corporativo (una economía altamente intervencionista que protege y financia a grandes empresas privadas) no siempre es sostenida ampliamente, hay muchos elementos que permiten la identificación de intereses entre fascismo y una cartelización del entrono económico-político.

Relación con el capitalismo y el socialismo

Según la doctrina tercerposicionista, el fascismo no es de izquierda ni de derecha, ni capitalista ni comunista, ya que el fascismo sería una idea totalmente original; sin embargo en la práctica más que una idea original sería una fusión sincrética de varias ideas políticas aglutinadas siempre bajo el nacionalismo unitario y el autoritarismo centralista.
Una de las razones que motivan a considerar al fascismo como un movimiento de derecha política suele ser la alianza estratégica del fascismo con los intereses de las clases económicas más poderosas, junto a su defensa de valores tradicionales como el patriotismo o la religiosidad, para preservar el statu quo. Lo que no tiene por qué estar en contradicción con su poco respeto por la libertad económica y la autonomía del libre mercado ni por ciertas características similares al socialismo estatalista o a la doctrina social de la Iglesia; esto se sustenta en los reiterados señalamientos con parentescos a nivel de política económica, entre el dirigismo económico del fascismo y la Sozialpolitik de Otto von Bismarck y el New Deal de Franklin Roosevelt, aunque esta colaboración no existía en un principio, una vez alcanzado el poder, la plutocracia cooperó decididamente con el fascismo en sus diversas versiones.
Por otra parte las razones para considerar que el fascismo tiene conexiones con la izquierda política y es una variante chovinista del socialismo de Estado, son su programa económico colectivista (proteccionismo, nacionalización, etc.) y discurso político. El fascismo y sus variantes apelaban al sentimiento popular y las masas como las protagonistas del régimen, especialmente por la virilidad exaltada en el trabajo manual y obrero (obrerismo). A pesar de ello no reconoce la libertad de asociación por motivos de clase (libertad sindical) sino la identificación de los trabajadores como súbditos del Estado, pueblo y patria, por ello su símil con el populismo.
El programa económico del fascismo toma importantes criterios de la Nueva Política Económica, que Lenin aplicó luego del fracaso en la implantación del comunismo en Rusia, que consistía en recurrir al capitalismo para fortalecer la economía nacional. La idea, en el caso de Mussolini, era usar a los capitalistas industriales para implantar en conjunto con el gobierno el corporativismo nacionalista y totalitario. Esta paradoja es explicable ya que el corporativismo, el proyecto político del fascismo, haría que todos los sectores de la sociedad deban obligatoriamente integrarse y trabajar unificadamente al mando del gobierno, por lo que esta corporación incluiría aspectos considerados normalmente capitalistas y socialistas.
Según el economista austriaco Ludwig von Mises la raíz del fascismo, en sus diferentes vertientes, se encuentra en las ideas colectivistas del socialismo y más propiamente como una escisión patriótica del marxismo, que comparte las tesis del rechazo al libre mercado, la sociedad burguesa, el gobierno limitado y la propiedad privada y en la exaltación de un sector de la sociedad como el elegido por la historia para dirigir las vidas del resto de la sociedad que por razones históricas está permitido de vulnerar el principio de igualdad ante la ley al reclamar derechos especiales sobre los demás (ej. clasismo, racismo, sexismo, etc.). El fascismo apenas variaría, en la práctica, sobre qué grupo y cómo se debería administrar la propiedad expoliada a los individuos.
Por otra parte, las ventajas que los nuevos regímenes le proporcionan a la plutocracia son evidentes: elimina la posibilidad de revolución social obrera, suprime los sindicatos reivindicativos y mantiene otras restricciones en las relaciones capital-trabajo, legitimando el principio de liderazgo en la empresa; al suprimir la libre competencia permite crear cárteles oligopólicos de empresas favorecidas con millonarios contratos estatales o subsidiadas por el gobierno como incentivos a la producción nacional. La sensación de estabilidad es muy marcada, como ejemplo podemos mencionar la Italia fascista de Mussolini, en la cual los trenes funcionaran con puntualidad (tras el famoso incidente de uno de sus primeros viajes en el que supuestamente mandó fusilar a un maquinista); esta sensación de estabilidad corresponda o no con una real eficacia es secundario.

Origen de sus líderes

El origen social de los líderes fascistas en distintas partes de Europa fue muy diferente: a veces aristocrático (Starhemberg, Mosley, Ciano), a veces proletario (Jacques Doriot y el PPF francés); muchas veces militares (Franco, Pétain, Vidkun Quisling, Szálasi, Metaxas), o juristas (José Antonio Primo de Rivera, Ante Pavelić, Oliveira Salazar). Los casos más destacados, Hitler y Mussolini, eran fuertes personalidades de oscuro origen, desclasados e inadaptados, pero de irresistible ascensión. Sus militantes salían de entre los estudiantes (muy abundantes en la Guardia de Hierro rumana o el rexismo belga), de los pequeños propietarios campesinos, de los desempleados urbanos y, sobre todo, de la temerosa pequeña burguesía empobrecida o amenazada por la crisis y atemorizada por el avance del comunismo y el desorden público. Las capas medias y medias bajas fueron la espina dorsal del fascismo.

Agrarismo, natalismo y virilidad

Es propio de los movimientos fascistas, tanto en la retórica como en ciertos programas económicos y sociales, la identificación con la tierra y los valores campesinos frente a la decadencia y corrupción que se denuncian en las masas urbanas desarraigadas, lo que a veces se veía como una tensión entre modernidad y tradición. Una constante es la colonización planificada de zonas improductivas, en la industrializada Alemania, Hitler planteó la expansión del espacio vital (Lebensraum) hacia el este como un proyecto esencialmente de colonización agraria que lograría la germanización de extensos territorios en la Europa oriental poblada por la raza inferior.
Los valores familiares tradicionales eran fomentados, insistiendo en la necesidad de mantener altas tasas de natalidad y fecundidad. Las familias numerosas eran premiadas, siguiendo una política natalista, retóricamente conectada con la virilidad agresiva del expansionismo militar. El papel laboral de la mujer, que había sido imprescindible en la Primera Guerra Mundial, había fomentado un precoz feminismo que estaba consiguiendo en muchos países la principal reivindicación “el sufragio femenino”. El encuadramiento social impulsado por los regímenes fascistas ponía a cada sexo en lo que se entendía que era su sitio: la mujer dedicada al hogar y a la crianza de la mayor cantidad posible de hijos, y el hombre al trabajo y a la guerra, y no consentía lo que se definía como desviación homosexual (alguna duda en ese sentido, como las presuntas orgías internas de las SA, fueron una de las excusas utilizadas en su descabezamiento —Noche de los cuchillos largos—)[10]. El lenguaje simbólico fascista es sexualmente explícito: se le ha definido como un anti-eros que combate contra el propio cuerpo y contra todo lo que represente disfrute y placer, en una compulsión física que asocia masculinidad con dureza, destrucción y auto-negación.
La mejora de la raza no sólo implicaba la pureza racial evitando el mestizaje, sino que también debía ser interna a ésta, incluyendo la eugenesia[11] (en el caso de Alemania también la eutanasia) aplicada a los subnormales y otros discapacitados, en un movimiento que no era originario de los países con régimen nazi o fascista, sino del ámbito cultural anglosajón, y que se popularizó en muchos otros (Suecia, Australia o los Estados Unidos).

Raza, etnia e identidad

El fascismo tuvo una base racial en Alemania, aunque no en Italia (al menos inicialmente, hasta 1938); los nazis construyeron una amalgama ideológica de gran eficacia movilizadora a partir de fuentes mitológicas y literarias y supersticiones de carácter romántico, así como de los textos clásicos dedicados a consagrar la desigualdad de las razas y de publicaciones y panfletos de carácter ocultista; destacando dos elementos: 1) el mito de la raza aria superior de origen nórdico (que mezcla la hipótesis filológica de la existencia de un pueblo indoeuropeo original con la pseudocientífica teoría nórdica, sustentada por algunos autores como Houston Stewart Chamberlain) y; 2) el antisemitismo (que se había reavivado desde la divulgación de los Protocolos de los Sabios de Sion, falsificados para la justificación de los pogromos de la Rusia zarista). El antisemitismo estaba presente en muchos países de Europa central y oriental desde la Edad Media, y fue uno de los elementos que se utilizaron en los mismos para el surgimiento endógeno de movimientos fascistas, a ello se sumó la ocupación nazi y los gobiernos colaboracionistas impuestos, que explotaron a conciencia ese sentimiento para su propia conveniencia. El resultado fue que en muchas ocasiones los verdugos de las SS eran superados en crueldad por soldados de países aliados, a los que tenían que contener (por ejemplo en Rumanía), o se producían matanzas espontáneas de judíos a cargo de la población local, como la llamada matanza de Jedwabne en Polonia[12].
El racismo entendido en su expresión puramente biológica, es decir, la intelectualización de la supremacía racial, no está presente en todos los movimientos fascistas, además de estar presente en otros contextos cuya relación con el fascismo es más controvertida, como el supremacismo blanco en Estados Unidos o el apartheid en Sudáfrica. Lo que sí aparece como una constante del fascismo es la concepción de la etnicidad como elemento identitario, esa identidad étnica puede expresarse de otras formas, como las que atienden al origen geográfico (caso de la xenofobia de los movimientos neofascistas o neonazis que se oponen a la inmigración en muchos países europeos desde finales del siglo XX), la religión (fundamental para el fascismo francés, belga, croata o español, y más adelante en el conflicto de Irlanda del Norte o los casos de limpieza étnica que se han dado en las Guerras yugoslavas) o el idioma.
El primer llamamiento de un movimiento fascista, o prematuramente fascista, es contra los intrusos. El Fascismo es, pues, racista por definición, tiene miedo a la diferencia; a partir de 1924 se dio en Italia un fuerte proceso que se denominó “Italianización fascista” que pretendía homogeneizar toda diferencia idiomática y cultural, acabando con cualquier minoría por asimilación o absorción (en vez de por exterminio como ocurrió en el Holocausto nazi).
En el caso español existió una expresión ideológica hispanista, que en algunas ocasiones se ha definido como panhispanismo y que no puede definirse como un racismo sensu stricto, aunque sí una hipervaloración de las características étnicas, religiosas, culturales e idiomáticas identificadas con lo español, sobre todo en relación con su expansión por América. Fue mantenida particularmente por las élites sociales de varios países hispanoamericanos, destacadamente en Argentina, y se expresó en el concepto de Hispanidad (vocablo en desuso a principios del siglo XX pero recuperado por el sacerdote vasco emigrado a Argentina Zacarías de Vizcarra en 1926), bajo esta óptica se instituyó el 12 de octubre como fiesta del Día de la Hispanidad puesto que desde 1915 venía celebrándose con el inequívoco nombre de Día de la Raza. Las ideas o más bien tópicos de Raza, Hispanidad e Imperio eran indistinguibles en la retórica de la Falange Española que heredó el Franquismo, y el propio Franco escribió el guion de la película Raza (1941), cuyos elementos ideológicos más incómodos (por su evidente identificación con los fascismos derrotados en 1945) se autocensuraron en posteriores montajes; otro elemento fue aún más étnicamente excluyente: el de antiespaña, que definía como antiespañol a todos los elementos que se consideraban nocivos y que degeneraban la raza (rojos, masones y separatistas).

Totalitarismo, estatización y liderazgo

 El fascismo es un movimiento totalitario en la medida en que aspira a intervenir en la totalidad de los aspectos de la vida del individuo. Hannah Arendt[13] entendía que la masificación de la sociedad contemporánea llevaba al individuo a la soledad, el terreno propio del terror, la esencia del gobierno totalitario. Erich Fromm[14] Señala: “El fascismo se legitima afirmando la dependencia del individuo respecto al Estado, liberándole de esa manera de su miedo a la libertad”. Para el fascismo la individualidad no tiene sentido, porque la realización de una persona sólo se entiende dentro de los vínculos sociales de los que el Estado es la culminación. Cualquier forma de acción individual o colectiva ajena a los fines del Estado es rechazada. No existen derechos individuales ni colectivos[15].
Retomando lo expresado por Mussolini “Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado”, dentro de la ideologóa fascista se lleva a cabo una estatización de todos los ámbitos de la vida: económica, social, política, cultural e ideológica y este encuadramiento social se efectúa con todos los medios de la propaganda, con adopción de uniformes y lenguaje militar y uso masivo de los símbolos y lemas patrióticos y adoctrinantes, y las grandes concentraciones y movilizaciones colectivas de todo tipo buscan formar la conciencia unitaria, llegando a extremos curiosos.
El fascismo desdeña las instituciones del Estado republicano y sustituye el voto como expresión de la voluntad popular por las expresiones masivas de apoyo al líder. La identificación de pueblo y Estado se hace en un todo orgánico, el de un organismo cuasi-biológico y autónomo cuyos miembros han de responder a las órdenes de la mente directora; esta identificación también está presente en la ideología del Integralismo (iniciada en Portugal y desarrollada en Brasil). Hitler utilizaba el plebiscito como arma en las relaciones internacionales, sus grandes decisiones eran por plebiscitos de apoyo masivo y utilizados como amenaza, mientras que él como líder fascista se presentaba como portavoz de la nación unificada que habla con una sola voz. Esto refuerza otro de los elementos principales del fascismo el liderazgo carismático, este tipo de líder es casi divino y su liderazgo no es racional, a manera ilustrativa recordemos que Mussolini opuso a los principios de la Revolución francesa de “libertad, igualdad y fraternidad”, su consigna fue “creer, obedecer y combatir”.

Imperialismo, militarismo y violencia

Otro de los rasgos clásicos del fascismo es el imperialismo, entendido como una política exterior expansiva y agresiva, que proporciona una útil identificación de intereses en el interior, volcando las energías hacia un enemigo común evitando la expresión de los conflictos internos. Estos rasgos generalmente se apoyan en reivindicaciones irredentistas, concretas o genéricas, próximas en el tiempo o lejanas, tomadas de mitos del pasado, lo que refuerza su carácter romántico, más de religión que de ideología. Su relación con la realidad histórica es contradictoria, buscándose la intemporalidad. En el integralismo y el falangismo se sublima el futuro utópico, a crear por el Estado nuevo donde el hombre nuevo, portador de valores eternos, tendrá su expresión en la unidad de destino en lo universal[16]. En el nazismo y el fascismo italiano se insiste en recuperar el esplendor de un pasado mítico, y también las denominaciones de sus regímenes aluden a eso (el III Reich, la Terza Roma, la Tercera Civilización Helénica). El expansionismo hacia el exterior es considerado como una necesidad vital, casi orgánica.
Las relaciones internacionales, basadas en la renuncia a la guerra, que se querían construir desde la Sociedad de Naciones, eran despreciadas; al igual que el pacifismo, considerado débil y decadente. El fascismo sólo concibe un estado de naturaleza hobbesiano con la imposición y expansión del más fuerte.
La vinculación de las dictaduras y los regímenes militares con el fascismo es un asunto controvertido, pues todo régimen impuesto por la fuerza suele ser acusado de fascismo, fundamentalmente a efectos polémicos, igual que se les califica de tiranías y aunque no todo gobierno militar es fascista, ni los fascismos alcanzaron siempre el poder de manera violenta, sí que se caracterizaron por sus actividades violentas antes y después de su toma del poder, y por su desprecio explícito por la legalidad institucional. La violencia tiene un valor positivo para el movimiento fascista: es una fuerza de cambio, al igual que la juventud, que también es exaltada. Se utilizaban todo tipo actividades intimidatorias: destrozos de mobiliario o tiendas, palizas; asesinato de los adversarios políticos o de los objetivos considerados enemigos sociales y sus agentes ejecutores podían ser los aparatos del Estado, pero más frecuentemente fueron grupos juveniles organizados paramilitarmente.
Una vez generalizada, y demostrada la impunidad de quienes la ejercen, la represión política opera como un mecanismo por el cual no solamente el que la recibe directamente pierde la libertad: sino que la sociedad entera —al reprimirse cada uno de sus miembros a sí mismo, temeroso de sufrir el mismo castigo— pierde la libertad para todos.

El fascismo italiano

 A finales del siglo XIX existían en Italia algunas organizaciones denominadas fascio (traducible por haz, significando la fuerza de la unión), de la que la más importante era el Fasci Siciliani (fascio siciliano, 1895-1896). No eran muestra de una ideología uniforme, aunque predominaban los componentes nacionalistas y revolucionarios que surgieron de un dividido movimiento obrero al comienzo de la Primera Guerra Mundial.
En 1919, terminada la guerra, las expectativas territoriales quedaron frustradas por el Tratado de Saint-Germain-en-Laye (equivalente para Austria del Tratado de Versalles). El poeta Gabrielle D'Annunzio llevó a cabo una aventura militar que acabó en la creación del Estado libre y la redacción de una constitución que puede entenderse como precedente inmediato del fascismo. Entre tanto, con un país empobrecido y un gobierno débil, Mussolini refundaba la organización de Milán con el nombre de Fascios italianos de combate, que empezaron a destacar por su lucha callejera contra huelguistas, izquierdistas y otros enemigos políticos y sociales. El temor ante una revolución similar a la rusa de las clases medias y la alta burguesía italiana vio en los fascistas de Mussolini la mejor arma para desarticular los movimientos obreros organizados. Sus partidarios se fueron encuadrando de manera paramilitar como Camisas Negras, entre sus dirigentes fundadores había intelectuales nacionalistas, ex-oficiales del ejército y jóvenes terratenientes que se oponían a los sindicatos de obreros y campesinos del entorno rural. El 7 de abril de 1921 se convertirían en partido político con el nombre de Partido Nacional Fascista caracterizado por su oposición a liberalismo y comunismo, en 1922, en la Marcha sobre Roma, Mussolini obligó al rey de Italia, Víctor Manuel III, a entregarle el poder, que detentó con el título de caudillo.
El asesinato el 11 de junio de 1924 de Giacomo Matteotti, diputado socialista y principal voz crítica en el Parlamento tras las elecciones del 6 de abril (ganadas con pocos escrúpulos por los fascistas, tras una previa alteración de la ley electoral), Mussolini inauguró un periodo de gobierno totalmente ajeno a las instituciones parlamentarias, que no obstante continuaron funcionando formalmente, así como la figura del rey (que según sus propias palabras, quedó conforme con permanecer sordo y ciego). La responsabilidad fue cínicamente asumida por el propio Mussolini con una figura retórica que fue muy imitada posteriormente: “Se il fascismo è stato un'associazione a delinquere, io sono il capo di questa associazione a delinquere! (Si el fascismo ha sido una asociación para delinquir, yo soy el jefe de esa asociación para delinquir)”[17].
En 1928 se prohibieron todos los partidos, excepto el Partido Nacional Fascista; en 1927 se promulgó la Carta del Lavoro (adaptada en España como Fuero del Trabajo); en 1932 se publicó en la Enciclopedia Italiana el artículo “Fascismo”, como la doctrina del fascismo, finalmente, en abril de 1940 (ya durante la Segunda Guerra Mundial) se pretendió destruir todos los ejemplares, como consecuencia del cambio de postura del caudillo sobre algunos puntos del texto.
La política económica tampoco tuvo una orientación clara, entre un inicial respeto por el libre mercado y un claro dirigismo posterior. La política monetaria a veces sólo obedecía al prestigio de mantener una moneda fuerte. No obstante, siempre gozó del apoyo de la poderosa patronal Confindustria, con cuyo acuerdo, sobre todo a partir del Pacto Vidoni (2 de octubre de 1925), se establecieron los elementos principales del régimen corporativo, muy restrictivo para las actividades sindicales (ilegalización de los sindicatos libres, del derecho de huelga, encuadramiento obligatorio de los trabajadores en el movimiento fascista -1926-). La misma Confindustria llegó a estar dirigida por el destacado fascista Giuseppe Volpi[18] en los últimos años del régimen (de 1934 a 1943).
Las dificultades económicas debidas a la Gran Depresión empujaron al régimen de Mussolini a la expansión exterior, con la invasión de Etiopía (1935) y la intervención en la Guerra Civil Española, con ambiciones de resucitar un imperio Mediterráneo que tendría su continuación en la invasión de Albania (1939), ya en vísperas de la Segunda Guerra Mundial. El seguidismo frente a la Alemania nazi no podía ocultarse, e incluso se mimetizaron rasgos como el racismo (Manifiesto de la raza en julio de 1938). La invasión de Sicilia y el sur de Italia por los aliados provocaron la destitución del caudillo por el Gran Consejo Fascista, aunque la intervención alemana lo rescató.

A manera de conclusión

Es un movimiento político y social que nació al finalizar la primera Guerra Mundial en Italia siendo impulsado por Benito Mussolini; es un movimiento totalitario y nacionalista basado en el Estado todopoderoso que encarna en el espíritu del pueblo, en consecuencia la población no puede buscar nada fuera del Estado; este movimiento está conducido por un partido único. El Estado fascista ejerce su autoridad a través de la violencia, represión, manipulación de las masas y la propaganda (incluyendo la manipulación del sistema educativo). El líder fascista es un caudillo que aparece por encima de los hombres comunes, considerándose superior a ellos.
No toda dictadura puede calificarse de fascismo, ni todo comportamiento personal, individual o colectivo, puede signarse de fascista, como irresponsablemente suele hacerse entre nosotros, es necesaria una doctrina, una ideología, y no solo una manera de actuar los gobernantes o los individuos, por más despóticas que estas sean. Entonces, a la luz de estas consideraciones, ¿quiénes son hoy los fascistas en Venezuela?
 
 Glosario de términos
Capitalismo: Es un sistema económico surgido en Europa durante el siglo XVI. Se denomina capitalista a la forma común que tendrían los intereses individuales de los propietarios de capital en tanto accionistas y patrones de empresas;  en las democracias liberales se entiende muchas veces el capitalismo como un modelo económico en el cual la distribución, la producción y los precios de los bienes y servicios son determinados en la mayoría de las veces por alguna forma de libre mercado.
Cártel: Este término se identifica a una gran organización ilícita o a un conjunto de organizaciones criminales que establecen acuerdos de autoprotección, colaboración y reparto de territorios para llevar a cabo sus actividades criminales, sin embargo en economía se refiere a un acuerdo formal entre empresas del mismo sector, cuyo fin es reducir o eliminar la competencia en un determinado mercado. Los cárteles suelen estar encaminados a desarrollar un control sobre la producción y la distribución de tal manera que mediante la colusión de las empresas que lo forman, estas forman una estructura de mercado monopolística, obteniendo un poder sobre el mercado en el cual obtienen los mayores beneficios posibles en perjuicio de los consumidores.
Comunismo: Es una ideología que pretende establecer una forma de sociedad sin clases, sin Estado u organización social basada en la propiedad común de los medios de producción. En realidad el comunismo es arma política utilizada en contra de los políticos que representan a los establecimientos culturales populares y las tradiciones sociales. El padre fundador del comunismo fue, junto con Friedrich Engels, el judío Karl Marx, que desarrolló la teoría política en su obra El Capital y El Manifiesto Comunista.
Eugenesia: La eugenesia es una filosofía social que defiende la mejora de los rasgos hereditarios humanos mediante diversas formas de intervención manipulada y métodos selectivos de humanos.
Eutanasia: La eutanasia es la acción o inacción hecha para evitar sufrimientos a personas próximas a su muerte, acelerándola ya sea a sabiendas de la persona o sin su aprobación. Se puede considerar también como el hecho de morir sin experimentar dolor.
III Reich: La Alemania nazi o nacionalsocialista fue el periodo de la historia de Alemania comprendido entre 1933, año de la llegada al poder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán de Adolf Hitler, y 1945, año de la derrota del país en la Segunda Guerra Mundial, que tuvo como consecuencia el final del régimen. Reich significa imperio.
Mimetismo: Es una habilidad que ciertos seres vivos poseen para asemejarse a otros organismos (con los que no guarda relación) y a su propio entorno para obtener alguna ventaja funcional. El objeto del mimetismo es engañar a los sentidos de los otros animales que conviven en el mismo hábitat, induciendo en ellos una determinada conducta. Los casos más conocidos afectan a la percepción visual, pero también hay ejemplos de mimetismo auditivo, olfativo o táctil.
Oligarquía: En ciencia política, es una forma de gobierno en que el poder supremo está en manos de unas pocas personas. Los escritores políticos de la antigua Grecia emplearon el término para designar la forma degenerada y negativa de aristocracia. Estrictamente, la oligarquía surgirá cuando la sucesión de un sistema aristocrático se perpetúe por transferencia sanguínea o mítica, sin que las cualidades éticas y de dirección de los mejores surjan como mérito reconocido por la comunidad, siendo esta definición muy cercana a la de monarquía y más todavía a la de nobleza.
Oligopólicos: En microeconomía, un oligopolio (del griego oligo=pocos, polio=vendedor) es un mercado dominado por un pequeño número de vendedores o prestadores de servicio. Debido a que hay pocos participantes en este tipo de mercado, cada oligopólico está al tanto de las acciones de los otros. Las decisiones de una empresa afectan o causan influencias en las decisiones de las otras. Por medio de su posición ejercen un poder de mercado provocando que los precios sean más altos y la producción sea inferior.
Panhispanismo: Es el movimiento ideológico que defiende la integración y la cooperación igualitaria de los pueblos, países y comunidades de habla o cultura hispana, especialmente hispanoamericanos, no sólo en el ámbito cultural, sino social, económico e incluso político.
Plutocracia: Es un sistema de gobierno en el que el poder lo detentan quienes poseen las fuentes de riqueza. Su origen etimologico es del del griego ploutos = riqueza y kratos = gobierno. Muchos autores lo consideran como una síntesis critica que se hace a la democracia, al sufragio universal y al parlamentarismo.
República: su etimología es del latín RES PVBLICA = la cosa pública, lo público; en sentido amplio, es un sistema político que se fundamenta en el imperio de la ley (constitución) y la igualdad ante la ley como la forma de frenar los posibles abusos de las personas que tienen mayor poder, del gobierno y de las mayorías, con el objeto de proteger los derechos fundamentales y las libertades civiles de los ciudadanos, de los que no puede sustraerse nunca un gobierno legítimo. A su vez la república escoge a quienes han de gobernar mediante la representación de toda su estructura mediante el derecho a voto. El electorado constituye la raíz última de su legitimidad y soberanía. No debe confundirse república con democracia, pues aluden a principios distintos, la república es el gobierno de la ley mientras que democracia significa el gobierno del pueblo, del griego Demos = Pueblo y Kratos = gobierno.
Rexismo: Fue un movimiento político fascista que se desarrolló durante la primera mitad del Siglo XX en Bélgica. Es el homólogo belga del Fascismo en Italia, del Falangismo en España, de la Guardia de Hierro en Rumania y del nacionalsocialismo alemán. El nombre proviene del eslogan latino Christus Rex, "Cristo es el rey", que también era el nombre de una editorial católica y conservadora.
SA: Las SturmAbteilung que se puede traducir como sección de asalto funcionaron como una organización tipo milicia del partido nacionalsocialista alemán. A los miembros de las SA se les conocía como camisas pardas, por el color de su camisa y uniforme, para distinguirlos de las SS, que llevaban uniformes negros y camisa blanca. Las SA fueron el primer grupo militarizado nazi que creó títulos y rangos jerárquicos propios para sus miembros; posteriormente, los rangos de las SA fueron adoptados también por otros grupos del partido nacionalista alemán. Las SA jugaron un importante papel en el ascenso al poder de Adolf Hitler en los primeros años de la década de 1930, hasta que fueron desarticuladas en 1934 e integradas en las SS en cierto modo, aunque las SA siguieron existiendo luego de la Noche de los cuchillos largos, pero con una importancia mucho menor que la que tuvieron en principio. En el momento de su desarticulación contaban con aproximadamente 4 millones y medio de hombres en sus filas.
Sinarquía: proviene del griego syn = con y  arkheía = gobierno, es el sistema político en el que el poder es ejercido por una agrupación o corporación. La sinarquía tiene otra definición más histórica y con sustento filosófico. El arché significa el «orden del Cosmos», la armonía, el Justo Medio. Los filósofos presocráticos veían la armonía en el universo como un ideal a recuperar después de la destrucción cíclica del Cosmos. O las injusticias provocadas por los extremos. Sin embargo, no sería hasta su aparición en la obra del ocultista francés Alexandre Saint-Yves que el término cobra popularidad, en esta obra el autor utilizó la noción de sinarquía para describir el gobierno por parte de los miembros de una sociedad secreta.
Sincrética: Es un intento de conciliar doctrinas distintas. Comúnmente se entiende que estas uniones no guardan una coherencia sustancial. También se utiliza en alusión a la cultura o la religión para resaltar su carácter de fusión y asimilación de elementos diferentes.
SS: SchutzStaffel ("Escuadrones de Protección" en alemán) fue una fuerza militar, política, policial, penitenciaria y de seguridad de la Alemania nazi, fue un grupo de protección para los mítines del partido, así como para la guardia personal (aunque no la única) de Adolf Hitler.
Statu quo: Es una locución latina, que se traduce como estado del momento actual, que hace referencia al estado global de un asunto en un momento dado. Normalmente se trata de asuntos con dos partes interesadas más o menos contrapuestas, en los que un conjunto de factores dan lugar a un cierto equilibrio (statu quo) más o menos duradero en el tiempo.
Supremacismo: Es la creencia, teoría o doctrina que afirma que un grupo determinado es superior a otro. Existen diversas clases de supremacismo en cuanto a su naturaleza, entre los que destacan los raciales, los religiosos y los de género como el machismo y el feminismo.
Xenofobia: Proviene etimológicamente del griego xeno = extranjero y fobia = temor. Es el miedo, hostilidad, rechazo u odio al extranjero, con manifestaciones que van desde el rechazo más o menos manifiesto, el desprecio y las amenazas, hasta las agresiones y asesinatos. Una de las formas más comunes de xenofobia es la que se ejerce en función de la raza, esto es el racismo.


[1] León Trotsky (1936). La revolución traicionada
[2] Según Ignacio Ramonet, ya en los años treinta se hablaba del surgimiento de una «tercera vía», el fascismo, alternativa a los dos mundos nuevos que surgieron tras la Primera Guerra Mundial
[3] El término autoritarismo, que implica la concentración del poder sin aceptación de oposición, pero la admisión de un cierto pluralismo en sus apoyos y la carencia de una intención o capacidad de homogeneización total de la sociedad, surgió como opuesto a totalitarismo
[4] Son dos frases de distintos discursos. La primera de 1934: «Se va hacia nuevas formas de civilización, tanto en política como en economía. El Estado vuelve por sus derechos y su prestigio como intérprete único y supremo de las necesidades nacionales. El pueblo es el cuerpo del Estado, y el Estado es el espíritu el pueblo (18 de marzo de 1934). La segunda, del llamado Discurso de la Ascensión, 26 de mayo de 1927: «Nosotros confirmamos solemnemente nuestra doctrina respecto al Estado; confirmo no menos enérgicamente mi fórmula del discurso en la Scala de Milán: Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado».
[5] Malefakis, Edward. (2000). La dictadura de Franco en una perspectiva comparada. Ediciones Temas de Hoy, pág. 28,
[6] Payne, Stanley (1985), Sobre Falange Española, Ruedo Ibérico, París.
[7] Ministro de propaganda de Hitler.
[8] Annunziata Rossi. En Génesis e interpretaciones del fascismo (La Jornada Semanal, domingo 22 de enero de 2006, núm. 568).
[9] Chomsky, Noam (1987) On Power and Ideology. The Managua Lectures (Paperback) 08096082903, Cambridge: South End Press; citado por Antonio Guillermo García Danglades Neofascismo
[10] Durham, Martin. (1998). Women and Fascism, Routledge
[11] El término eugenesia es utilizado por primera vez por Francis Galton (1883) en su obra: Investigaciones sobre las facultades humanas y su desarrollo.
[12] Jan Gross Los vecinos, citado en webislam Obra sobre matanza de judíos divide a Polonia en dos.
[13] Arendt, Hannah. (1998). Los orígenes del totalitarismo. Taurus Ediciones, Grupo Santillana.
[14] Fromm, Erich. (2007). El miedo a la libertad. Paidos. Edición original en 1941
[15] Miguel Artola y Manuel Pérez Ledesma. El fascismo, en El mundo de entreguerras. Historia del mundo contemporáneo. Madrid, Anaya. pág. 317.
[16] El concepto de hombre nuevo es paralelo en su formulación al del hombre nuevo socialista, que según el marxismo-leninismo carecería de intereses individuales, una vez construido el comunismo perfecto.
[17] Benito Mussolini, discurso ante la Cámara de 3 de enero de 1925.
[18] Volpi, un oscuro aventurero que hizo fortuna como importador de tabaco de Montenegro y se instaló como industrial en la naciente industria de generación eléctrica. Se adhirió pronto al fascismo (1922) y fue gobernador de Tripolitania.